lunes, 20 de febrero de 2012

Rumbo al sur (IV): Machu Picchu.

EL SANTUARIO SAGRADO.

El Santuario de Machu Picchu es una construcción Inca que data del s. XV, su nombre proviene de la lengua quechua y significa "Montaña Vieja". Este monumento, símbolo del Perú, es posiblemente uno de los lugares más turísticos del mundo.

Vista del famoso Santuario Inca de Machu Picchu.
Un consejo: pincha en las fotos para verlas en grande.

Datos de interés:

Precio de la entrada a Machu Picchu (Dic. 2011): s/75 (presentando carnet de estudiante internacional ISIC); adulto general s/150. (Precios para Machu Picchu + Huayna Picchu). Más información acerca de los precios.

Hostal en Aguascalientes: s/10 (no recuerdo el nombre del hostal).


La aventura continúa:

Es gracioso ver a los “aventureros turistas” descender del bus que los ha dejado en la puerta del Machu Picchu, impecables, con el equipo completo de “trekking” (botas de montaña de última generación, pantalón de caminata a conjunto toda la familia, forro polar transpirable, gafas de sol con el pasador anticaída y, cómo no, bastones último modelo extensibles), como recién salidos de la tienda Decathlon. Menudos papanatas, fantoches, luego contarán la gran aventura de llegar al Machu Picchu y lo único que han hecho ha sido subirse a un autobús que los ha dejado arriba de la montaña justo a las puertas del santuario; mientras que nosotros nos hemos pasado la noche sin dormir, con barro hasta las cejas y casi 5 horas de caminata sin parar, incluyendo el ascenso a pie a la montaña sagrada. Luego regresarán a “gringolandia” y presumirán de su hazaña de aventureros, sin haber sudado ni una gota, la mayor aventura de sus vidas, y eso que los han tratado como a princesitas. En fin, qué se le va a hacer.

Todo el grupo reunido en la cima de Machu Picchu.
Foto: Víctor Gama. 
Teníamos ticket para poder acceder al Huayna Picchu, pero llegamos demasiado tarde y ya no era posible su ascenso. En realidad, aunque hubiéramos llegado a tiempo, no creo que hubiéramos tenido fuerzas para treparlo. O al menos yo no. Ya estamos en el famoso santuario, el recientemente nombrado primer lugar en el mundo que hay que visitar antes de morir, por encima de las pirámides de Egipto y el Taj Mahal. Si queréis que sea sincero, sí, es bonito, las vistas son preciosas y está envuelto en una niebla mágica que le da un esplendor majestuoso, pero, en mi opinión, no es para tanto. Quizás el que todo el mundo hablara maravillas de este lugar había creado unas expectativas en mí que, a pesar de intentar mentalizarme para no imaginar más de lo que es, inconscientemente sí lo había hecho. Es un lugar que parece más espectacular en foto que en la realidad. Ahora tocaba hacer las típicas fotos y perderse entre las ruinas y los innumerables turistas. 

Machu Picchu, la idea que uno se hace antes de verlo. Aunque
sin duda alguna es un lugar bien fotogénico.
Tuvimos la suerte de encontrarnos con una excursión de niños
de Cuzco que iban vestidos con los trajes regionales.
Niña vistiendo a la manera tradicional.
También las profesoras iban igual vestidas.
"Callejeando" por Machu Picchu.
Las famosas llamas peruanas pastando en el lugar sagrado.
La niebla empezó a cubrir la ciudad Inca.
Una de las curiosidades de Machu Picchu son los bloques de
piedra encajados, unos con otros, a la perfección, llegando alguno
de ellos a tener más de 30 ángulos.
Hay algunas casas a las cuales se le ha reconstruido el techo imitando
la forma original, para dar al turista una imagen de cómo eran
antaño.
Al final de la ruta la niebla cubría prácticamente la totalidad de la
ciudad Inca del Machu Picchu.
  

Vista de la ciudad de Aguascalientes desde el camino
que lleva a Machu Picchu.
Una vez nos hartamos de Machu Picchu, además de que había empezado ya una molesta lluvia, comenzamos el descenso a pie, ahora más llevadero pues no es lo mismo subir que bajar. Una vez bajo caminamos veinte minutos más hacia el pueblecito turístico de Aguascalientes, que reposa casi a la falda de la montaña Inca. En un principio habíamos planeado volver ese mismo día a Cuzco, pero no estábamos cansados no, estábamos destrozados, y sucios tampoco, asquerosos. Necesitábamos una buena ducha y una buena cama. Pese a que todo el mundo nos había advertido de lo caro que es todo en Aguascalientes, lo cierto es que encontramos hostal por s/10 lo cual es una auténtica ganga. Después de una ducha con agua calentita y habernos llenado el estómago, nos echamos en la cama y cerca de las nueve de la noche ya estábamos en el reino de Morfeo. Al día siguiente también nos esperaba un largo día y muchas más sorpresas en el viaje de vuelta a Cuzco.


Kike observando la preciosa vista a través de la ventana de nuestro
hostal. Las nubes invadían las montañas dándoles un aspecto mágico.

4 comentarios:

  1. Sospecho un poco de rencor en tu introducción. Y ahora sí te dio flojera escribir ¿no? Muchas fotos y pocas letras. Saludos

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    1. Pero bastante divertida tu queja también. :D

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    2. No me inspiraba mucho más!!! Ya habrán otros relatos más largos... ;)

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  2. esta vez tu amigo estará contento, no tiene que leer mucho y hay bastantes fotos, que por cierto son muy buenas.

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